EL VERDADERO SENTIDO DE LA NAVIDAD
El nacimiento de Cristo representa para la humanidad el surgimiento de la esperanza, de salvación que trajo consigo el Hijo de Dios, con su mensaje de paz, amor y redención.
Para una fiesta de bondad y mansedumbre vivida entre afectos y para donarse a los demás el Papa Francisco nos acompaña en el misterio de la Navidad. En sus discursos y homilías podemos encontrar una propuesta concreta sobre el estilo de vida que deben tener los cristianos en esta fecha tan especial. “La respuesta del cristiano no puede ser más que aquella que Dios da a nuestra pequeñez”
EL verdadero sentido de la Navidad: (Reflexión).
Ya se asoma la Navidad y solemos llamarle “Feliz Navidad”, y hay muchos motivos para titularla “Feliz”. Sin embargo, vista desde la perspectiva del tiempo de Adviento, nos debe más bien invitar a la reflexión e interiorización. Pues la Biblia nos asegura que Dios viene a plantar su propia tienda entre nosotros, preguntémonos entonces ¿Cómo estamos preparándonos para este acontecimiento, el más maravilloso en el transcurso de los tiempos? A veces lejos de prepararnos interiormente vemos en ella pretexto, para dar rienda suelta a nuestras apetencias de comida, licor, bailes y demás cosas materiales… y así convertimos la Navidad en una “pobre Navidad”, hueca, sin contenido salvífico, sin trascendencia… A veces con motivo de la navidad, nos permitimos ilustrar nuestro apellido de cristianos dedicándonos a realizar chocolatadas para los niños pobres, reparto de juguetes, donaciones, etc. Y así representamos una vez al año el papel de buenos. ¡Una sola vez al año!
Y nos olvidamos de lo principal. De Jesús que es el centro y el motivo de la Navidad. San Lucas escribió…” Y María lo acostó en un pesebre porque no había sitio para ellos en la posada” (Lucas 2, 7) y parece que la historia se repite siempre: Para el Señor oculto en el seno bendito de María no hay sitio en el mesón de los hombres porque estamos llenos de preocupaciones, intereses y planes meramente superficiales. Apostados detrás de la fortaleza de nuestro egoísmo, no estamos dispuestos a abrirle nuestras puertas a Jesús. Nuevamente el Señor tendrá que irse a nacer fuera de la ciudad. Más tarde dirá: “Estoy llamando a la puerta, el que oye mi voz y me abre la puerta entraré en su casa y me quedare con él” (Apocalipsis 3, 20).
Queridos hermanos en Cristo: No cerremos nuestra puerta a Jesús. ¡Abramos nuestros ojos a la luz y dejémonos iluminar y salvar por Él
El pesebre representa la ternura de Dios “Les invito a detenerse ante el pesebre, porque allí nos habla la ternura de Dios. Allí se contempla la misericordia divina que se ha hecho carne, y que enternece nuestra mirada”
El amor de la Navidad no se impone por la fuerza
“El pesebre nos dice que Él nunca se impone con la fuerza. Recordad bien esto, chicos y chicas: el Señor nunca se impone con la fuerza. Para salvarnos no ha cambiado la historia con un milagro grandioso. Ha venido con gran sencillez, humildad, mansedumbre. Dios no ama las imponentes revoluciones de los potentes de la Historia y no utiliza la varita mágica para cambiar las situaciones. Se hace pequeño, se hace niño, para atraernos con amor, para tocar nuestros corazones con su humilde bondad; para conmover con su pobreza a quienes se esfuerzan por acumular los falsos tesoros de este mundo”
La Navidad es luz, es un camino, más allá de algo emotivo y los regalos.
“Los pastores fueron los primeros que vieron esta “tienda”, que recibieron el anuncio del nacimiento de Jesús. Fueron los primeros porque eran de los últimos, de los marginados. Y fueron los primeros porque estaban en vela aquella noche, guardando su rebaño. Te bendecimos, Señor, Dios Altísimo, que te has despojado de tu rango por nosotros. Tú eres inmenso, y te has hecho pequeño; eres rico, y te has hecho pobre; eres omnipotente, y te has hecho débil”.
Además, Francisco pidió "no mundanizar la Navidad" con el consumismo y el individualismo e hizo un llamamiento a la generosidad para que las personas ayuden a los pobres en estas fechas.
